El término “estilo de vida” se refiere a un conjunto de comportamientos o actitudes que desarrollamos obedeciendo a nuestros intereses, opiniones, costumbres y metas. El estilo de vida está determinado por factores individuales (personalidad, intereses, educación, etc.), factores macrosociales (sistema social, cultura, medios de comunicación, entre otros), particularidades del entorno en el que nos desarrollamos (por ejemplo: familia, vivienda, amigos y trabajo) y el medio físico-geográfico.
Un estilo de vida “saludable” es el que persigue un fin común: prevenir la aparición de enfermedades, procurando una buena calidad de vida relacionada con la salud; esta última se refiere a la conservación de un óptimo estado físico, emocional y social.
La enfermedad es la alteración del estado fisiológico en una o varias partes del cuerpo, manifestada por síntomas y signos característicos; así, la enfermedad es la pérdida de salud, cuya consecuencia es la alteración estructural o funcional de un órgano o de todo el cuerpo.
En la actualidad, gran parte de las causas de muerte a nivel mundial son las complicaciones por padecimientos crónico-degenerativos que, a la vez, son producto de nuestros comportamientos y conductas. Un estilo de vida saludable es capaz de evitar o retrasar la aparición de enfermedades como: hipertensión arterial, diabetes mellitus, dislipidemias, enfermedades cardiovasculares e incluso algunos tipos de cáncer. Hay padecimientos de origen infeccioso que también se pueden prevenir por medio de conductas saludables como tener adecuados hábitos de higiene y mantener relaciones sexuales con protección.
Entre los comportamientos que podrían definir a un estilo de vida como saludable o no se encuentran:
- Consumo de sustancias potencialmente nocivas: tabaco, alcohol, drogas
- Ejercicio físico/Sedentarismo
- Sueño nocturno
- Conducción de vehículos/Conductas de riesgo
- Estrés
- Dieta
- Higiene personal
- Actividades de ocio y aficiones
- Relaciones interpersonales
- Sexualidad
Las recomendaciones para que puedas adoptar un estilo de vida saludable deben ser personalizadas, contextualizadas a tu edad, sexo, estado fisiológico, antecedentes de enfermedades, e incluso, considerando el nivel socioeconómico, educativo, lugar en donde vives y el acceso a servicios de salud, solo por citar algunos ejemplos.
La adopción de un estilo de vida saludable implica la interacción continua entre la práctica de conductas protectoras y la elusión de conductas de riesgo.
Elaboró: MNC Mónica Maldonado Sandoval, ED
Bibliografía:
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