El alcohol tiene efectos en la mayoría de los órganos y sistemas del organismo incluido el cerebro, por lo que su alto consumo se asocia a diversos problemas sanitarios, como enfermedades mentales, digestivas, hepáticas, neuro y cardiovasculares, endócrinas, metabólicas, algunos tipos de cáncer, perinatales, infecciones, lesiones y conductas de riesgo.
La fisiopatología del daño en la salud no es muy clara, aunque se basa en la toxicidad que genera el etanol y sus metabolitos, asociado a deficiencias nutricionales y una absorción de endotoxinas microbianas intestinales, a su vez influenciado por los patrones de consumo, así como por factores genéticos y ambientales, por lo que no es predecible lo que sucederá en cada persona.
De acuerdo con la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2018, el consumo de alcohol entre la población de 10 a 19 años representa un 21.7%, mientras que en la población mayor de 20 años representa un 63.8%.
Además de los efectos en la salud, otros daños se asocian con la capacidad de producir dependencia e intoxicación aguda, lo que también lleva a consecuencias a terceros como violencia, accidentes de tránsito, irresponsabilidad sexual, familiar y laboral.
Por todo lo anterior la Organización Mundial de la Salud (OMS) estableció el 15 de noviembre como el “Día internacional Sin Alcohol”, con el principal objetivo de Fomentar la responsabilidad de las personas, sobre todo de los jóvenes para controlar el consumo de alcohol, ya que anualmente se estima que 3 millones de personas a nivel mundial se asocian al consumo nocivo de alcohol
Entre otras acciones que se derivan del día internacional sin alcohol, podemos destacar las siguientes:
- Sensibilizar a familiares de la importancia que tiene el enseñar a los jóvenes los peligros del consumo de alcohol.
- Hacer evidente las alteraciones que produce en el comportamiento como vandalismo, problemas familiares, violencia, suicidios y accidentes de tránsito.
- Mostrar los efectos negativos que tiene frente a la economía y a las relaciones sociales.
Es importante mencionar que el riesgo de desarrollar dependencia al alcohol se relaciona con la edad de inicio, antecedentes familiares de alcoholismo, si se consume con el fin de superar alguna situación psicoemocional, frecuencia de consumo cantidad que se consume y en el tiempo que se consume.
Cabe mencionar que, desde la perspectiva de la nutrición, las personas que suelen tener un consumo frecuente y alto de alcohol no suelen llevar una alimentación correcta, además de que llegan a tener alteraciones en cuanto a la absorción y utilización de los nutrientes, lo que conlleva a presentar malnutrición primaria (sustitución los alimentos por el alcohol) y secundaria (cuando la alimentación es adecuada pero el alcohol inhibe la absorción de los nutrientes).
Elaboró: LN. Liliana Zacarías Rodríguez
Referencias:
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· Romero-Martínez M, Shamah-Levy T, Vielma-Orozco E, Heredia-Hernández O, Mojica-Cuevas J, Cuevas-Nasu L, Rivera-Dommarco J. Encuesta Nacional de Salud y Nutrición (Ensanut 2018): metodología y perspectivas. Salud Publica Mex [Internet]. Disponible en: https://www.saludpublica.mx/index.php/spm/article/view/11095
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